Crónicas de una terrible ama de casa: la vida de la “Expat Wife”
Un día llega tu marido y te dice que ha recibido una oferta de trabajo en el extranjero. Como buena millennial piensas que es una gran oportunidad. Sí, seguro vas a extrañar a tus amigos, a tu familia y a tu cultura, pero la verdad es que puedes escribir donde sea, necesitas tiempo para tu desarrollar tu segunda novela, y aunque seguramente echarás de menos dar clases y la interacción con tus alumnos, la oportunidad de hacer vida en otro país y el enriquecimiento cultural, no te lo puedes perder.
Año y medio después, en pleno invierno y en medio de una crisis existencial, tienes ganas de salir corriendo a México Lindo y Querido. Y no es el frío, es que ya no te reconoces.
“Maybe I’m taking for granted all the benefits we have here, in this country.” (Quizás no estoy valorando todas las ventajas de vivir en este país), le dije a mi terapeuta la semana pasada. Porque es cierto, es un lugar hermoso aunque frío como la chingada, seguro, con excelente calidad de vida y en verano se te cruzan venados cuando vas a caminar al parque y salen conejitos del jardín. Su respuesta fue contundente: “No. Lo que pasa es que te estás dando cuenta del precio que tienes que pagar por apoyar a tu marido y seguir sus sueños”. Puta; Si les contara que nunca en la vida me planteé seguir los sueños de alguien más y llevarme los míos a rastras. ¡Ese no era el trato! ¿Qué chingados le voy a decir a mi yo de 20 años? La decisión de vivir acá la tomamos los dos, esta profunda insatisfacción, este sentimiento de desconexión y el no reconocerme, no es responsabilidad de mi marido. Yo acepté venir aquí, quizás sin conocer bien los retos a los que la vida de esposa expatriada te enfrenta.
Pero les explico de qué va el conflicto de la “expat wife”. Se le conoce así a toda mujer que deja su trabajo, su carrera y su familia para seguir a su marido a otro país. Al principio puede sonar a una aventura increíble, y tú, en el papel de esposa, puedes sentirte tremendamente privilegiada porque aunque en muchos casos (y dependiendo de la legislación del país de acogida) no podrás trabajar, por fin tendrás tiempo para dedicarte a los sueños y proyectos personales que la vida de godinez te robó.
Y llegas, y todo es nuevo. Te toma unos meses adaptarte, recuperar tu centro y empezar a echar a andar tus proyectos. Comienzas a ver las oportunidades y también los obstáculos de tu nuevo país. Durante este proceso es posible que, tanto deseches algunos de esos proyectos porque en el nuevo contexto no son realizables, como que descubras nuevas opciones.
Y aquí viene la parte tricky del “freelanceo” y el arte de ser tu propio jefe en este contexto. Ya no eres tú, en tu micro departamento en México cocinando y dejando que se acumulen los trastes y dándole prioridad a tus proyectos, que son los que pagan la renta. Ahora eres tú, compartiendo el espacio con la persona que elegiste y a la que no le va a gustar llegar del trabajo (que tanto tú como él inconscientemente consideran más importante y prioritario que tus múltiples proyectos, porque es el que paga las cuentas), y ver la casa hecha un desastre, exactamente como la tengo ahora. Hay platos sucios en la cocina, dos cestos de ropa sin doblar (que al menos está limpia), platos limpios en la lavavajillas que no tengo ganas de poner en su lugar… Y entonces se apodera de ti el espíritu de tu abuela mexicana que te dice “qué vergüenza que una nieta mía sea tan terrible ama de casa”. He tratado de reconciliarme con esa realidad, y ahí la llevo. Soy una TERRIBLE ama de casa, y saben por qué? PORQUE EN MI PUTA VIDA QUISE SERLO. (Al menos, no de tiempo completo). Porque desde que tenía cinco años y mi mamá me obligaba a recoger y organizar mis zapatos (tarea que odiaba), ella me decía que tenía que aprender a hacer las cosas por mí misma y yo le contestaba que no, porque yo de grande iba a trabajar lo que fuera necesario para pagarle a una persona para ordenara mi casa. ¿A $40 USD la hora? POBRE NIÑA ILUSA. Afortunadamente la voluntad de mi madre por enseñarme fue más fuerte que la mía por no aprender, y aprendí. Gracias, amá, por enseñarme a hacer de todo, aunque a veces lo odie.
Y ya con el espíritu de mi abuela adentro, me pongo a limpiar, con la esperanza de que, tres horas después, cuando vuelva a tener un ataque de inspiración gastronómica, la cocina no quede hecha un asco, de nuevo. La realidad es que darte prioridad a veces es difícil. Darle prioridad a tus proyectos, en este contexto también lo es. Porque para la “expat wife” el marido es quien tiene el trabajo real, y eres tú la que se puede (y se tiene) que adaptar, la que tiene “horario flexible” la que “no pasa nada” si postpone sus lista de tareas o sus proyectos, ¿Al final eres tu propio jefe, no? Y el resultado: productividad mediocre, frustración por los cielos.
Pero estoy convencida de que este conflicto de prioridades depende de mí y estoy trabajando en ello, en equilibrarme, en organizarme (aunque me cague la palabra), en ser firme. Me acaba de hablar mi adorado para preguntar si puedo pasar por él para llevarlo a la oficina. Mi respuesta automática, la que se guía por la inmediatez y la tendencia a complacer, es “sí, en un rato voy por ti”. Pero mi lado más consciente me ha rescatado mientras escribo este artículo. Le llamo y le digo que porfis tome un Uber. Estoy escribiendo este artículo que lejos está de volverme millonaria, pero es mío, es mi catársis, me regresa un poco del propósito perdido. Si yo no me tomo en serio lo que hago, ¿quién?
Es un tema de inmediatez: ¿Qué es más urgente? ¿Que dedique tiempo a mi nueva novela, o que haga algo de comer porque tengo hambre? Creo que conocen la respuesta y el círculo vicioso que desencadena. Y así tardo meses en avanzar lo que en mi departamento cutre de soltera me tomaba un par de días. Soy una escritora idealista tratando de sobrevivir al tedio y la rutina de la vida del ama de casa expatriada. Porque, hablando de problemas de primer mundo, mis amigas en México tienen quien les ayude.
¿Ya se cansaron del lloriqueo? ¿O también les platico de lo sola que me siento a veces y lo mucho que extraño a mi familia y amigos cercanos? Yo ya me cansé, así que mejor dejamos ese tema hasta aquí y les hablo de lo que sí he hecho. He conocido amigas increíbles. Mujeres de diferentes nacionalidades, preparadas, cultas, excepcionales, que como expat wives se enfrentan a retos muy similares a los míos y están buscando la manera de enriquecer carreras y vocaciones que han estado en pausa durante el tiempo que han estado fuera de sus países; algunas de ellas, por convicción, dedican su energía y talento a uno de los proyectos más grandes y retadores a los que un ser humano se puede dedicar: la formación de otro ser humano. Y también están las que simplemente disfrutan la vida, las que viven el presente, las que sueltan, las que son libres. De éstas últimas tengo mucho qué aprender.
En mi tiempo de expat wife he dominado el arte de hace jabones orgánicos de proceso frío, un arte prácticamente medieval; he descifrado los ingredientes y secretos culinarios de un par de docenas de nuevos platillos favoritos de cocinas internacionales variadas (mi Instagram lo prueba), he sido voluntaria en una ONG, he superado con honores el reto gastronómico que creí que nunca iba a superar: la panadería. He dado clases de repostería francesa, he dado más de 70 sesiones gratuitas de asesoría emocional a diferentes personas, he escrito artículos sobre mi tierra, he sufrido bullying virtual de parte de algunos compatriotas por escribir acerca de lo que me gusta de vivir en fuera de México, he empezado una nueva novela que lucha por hacerse un espacio en mi rutina, Ha habido días de verano en los que me siento completa, satisfecha y afortunada. Hoy, en pleno febrero, no es uno de ellos. No estoy contenta, no me siento completa porque extraño sentirme parte de algo más grande.
Tengo una gran tarea, amigos: O encuentro algo que me llene de verdad y me devuelva la identidad perdida aquí, en este lugar, o comienzo a hacer mi maleta. Y la de mi marido.
Advertencia: Es posible que en verano me caiga de risa al leer estas afirmaciones y me retracte por completo. Así de pinche bipolar es la vida en Winterfell.
17 Comments
tania
¡Ánimo! bendita la vida que nos regaló la infelicidad en nuestros días para darnos cuenta de que debemos darle prioridad a lo que amamos. Yo lo veo como cuando uno tiene caries y te duele la muela, gracias al dolor vas con el dentista y todo arreglado, si no fuera por eso entonces… en mi caso, yo ya no tendría dientes jajaja.
Dámaris Villegas Murrieta
Qué palabras más precisas, Tania. Y sí, definitivamente ese es el mensaje con el que me quedo: darle prioridad a lo que amamos!
Abrazo grande!
Cris
Me encantó! Sigue escribiendo!
Dámaris Villegas Murrieta
Muchas gracias por leerme <3
Chela
Que atinado llego esto a mi vida, en julio nos mudamos a Alemania y desde enero vivo literal tu historia escrita jejeje, con la esperanza de irlo sacando desde acá en un ambiente controlado con mi familia y amigos lloro, para poder ir asimilándolo y en julio estar al menos más adelantada en el camino, aunque se que aun habiéndo empezado en proceso en Mexico no me libraré de el duelo de identidad en julio … gracias x compartir tu escritura!
Dámaris Villegas Murrieta
Mucha suerte en Alemania! Es un país hermoso en el que seguramente vivirás experiencias memorables!! Este tema del duelo migratorio es complejo pero empezar de nuevo en un lugar siempre trae cosas buenas! Ánimo!
Krystel
“Wherever you go, find your pack”. Encuentra tu comunidad, seguro no eres la única que siente eso y hay muchas personas que se sienten igual y puedan compartir sus experiencias de éxitos o fracasos para superar la crisis por la que estas pasando.
PS: Necesitamos un post especial sobre como hacer esos jabones orgánicos que mencionas!
Dámaris Villegas Murrieta
Totalmente, mi red de apoyo de mujeres expats ha hecho las cosas mucho más sencillas y la experiencia mucho más enriquecedora. Prometo pronto publicar sobre los jabones!! Es un arte rudo, pero muy interesante!
Abrazo grande!
David Sanchez
¡Bravo!, Me gustó mucho tu artículo.
Dámaris Villegas Murrieta
Muchas gracias por leerme!
11
1
Dulce Casillas Molina
Igual hace 5 años deje mi profesión para apoyar y seguir a mi marido en su carrera (militar) en México, movernos de ciudad cada 3 0 4 años, tener una pequeña de 4 años y un bebe en camino me ha llegado una crisis existencial… y es terrible.. ahora regresamos a nuestra ciudad de origen y el pánico me a atrapado… no se que hacer, ya amo mi carrera, y me siento una perdedora me convertí en una ama de casa con 2 pequeños , frustrada e infeliz..
Fue mi decisión apoyarlo en todo, y dejar mi carrera de lado, el me dice, vuelve a trabajar y busca tu sueño. Yo solo pienso, claro quien cuidara a los niños?, tu sigues viajando por meses , quien se encargará del hogar? Regresamos a nuestro estado pero no significa que tendré apoyo , pero si tendré quien me juzge
Ruth
No eres tú, es tu entorno. Lo que te tocó vivir define estos comportamientos. Dejaste tu vida cumpliendo TU sueño de ser feliz. No te confundas, no estás cumpliendo el de el. Eso parece a simple vista pero tú sigues siendo la misma, luchando por escribir, por mantener viva esa relación y por sobrevivir a otra cultura. No te sientas culpable si no limpias siempre, si no puedes tener todo acomodado; al final del día esa no es una de tus aspiraciones, hay cosas más importantes.
Ruth
Pero créeme que entiendo que no te alcance el tiempo, que acomodas la ropa y de pronto ya tienes mucha más por lavar, secar y doblar. Dímelo a mi, que así estuve un par de años con una toddler corriendo por todos lados, no es fácil y tampoco es fácil encontrar a alguien con quien seas afín en ideas, pensamientos, pláticas y cultura. Quizá no sea de tu misma ciudad y no entienda algunas palabras yaquis pero estoy segura que entiende el significado de las piñatas en las posadas, el Día de muertos y ese tipo de tradiciones que solo los mexicanos entendemos. Disfruta este momento porque quizá sea clave para definir tu camino. El sueño ya lo estás cumpliendo ¡Ánimo!
Ruth
Lo tuve que poner en dos partes porque sino no se publicaba. Fin.
Saludos y un abrazo
Dámaris Villegas Murrieta
Awww Hahaha!!! Muchas gracias por compartir tu pensar acerca del post, Ruth! Estoy totalmente de acuerdo <3
Sara R.
Wow!! que increíble artículo. Hasta parece que yo lo escribí, no inventes!! Vivo desde hace 3 años en Alabama, y exactamente así me sentía cuando llegué a este país. Me tomó casi dos años entender la nueva realidad, mis decisiones tomadas (con mi esposo) y algunas sesiones con terapeuta jaja…gracias a Dios el año pasado, comencé a ver más por mí, a disfrutar mucho más mi matrimonio, descurbir habilidades que no sabía que tenía, y darme chance de vivir y de no sólo existir. Acabo de descubrir tu canal, ahora tu blog, y me encanta!! Pues seguiré por aquí leyendo, te mando un gran abrazo. Ahora ya estás en Alemania pero te veo muy contenta. Deseo que les siga yendo muy bien. Saludos de tu paisana, desde Alabama.