• Hablemos de Acentos

    Hace veinte años aprendí a escribir.  Fue un momento mágico en el que mi impaciencia de niña obligó a Graciela, mi santa madre, a enseñarme el abecedario completo antes de entrar al kinder.  Ese mismo día, mientras intentaba memorizar la relación símbolos – sonidos, logré componer la primera palabra que puse por escrito: AMOR.  Con mayúsculas. Para Graciela siempre ha sido más fácil escribir  de esa manera; así que cuando su primogénita decidió no dejarla descansar hasta recibir el regalo de las letras, la joven madre resolvió no complicarse ni complicarle demasiado la existencia  a su hija, omitiendo así el uso de las minúsculas, y por supuesto, los acentos. Porque en…

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