Mujer, Por Favor, Ponte Lo Que Te Dé la Gana

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“La forma correcta de usar leggings” “Siete prendas que te harán lucir más delgada” “Tipos de blusas para senos pequeños””Cómo disimular un busto grande” Pareciera que las revistas se dedican a vender inseguridades. Dentro de nuestra cultura la mujer no tiene derecho a mostrarse tal cual es, al natural. El ideal de belleza inalcanzable de la publicidad nos vuelve dependientes de mil y un productos y trucos para acercarnos a la supuesta perfección, representada por mujeres manipuladas con cirugías estéticas y retoques fotográficos. Eso sí, nada es gratis, señoras.

A su vez los medios de comunicación manejan un doble discurso, invitándonos a expresar nuestra individualidad, siempre y cuando ésta vaya de acuerdo con los parámetros que ellos establecen: Cintura pequeña, bubble butt, senos firmes y redondos como pelotas, nariz recta y ligeramente respingada, ojos grandes, labios carnosos, facciones finas. Si la lotería genética no te dotó con éstas características, la industria te ofrece soluciones que van  desde prendas de ropa para disimular los defectos, hasta procesos quirúrgicos para alcanzar las metas estéticas del momento. Una enorme industria que se alimenta de algo muy feo: nuestras inseguridades.

Lo más interesante del asunto es cómo las mujeres adoptamos, integramos y promovemos los prejuicios. Nuestras familias nos motivan a aceptarnos como somos, pero no tanto. En mi familia norteña, el que una mujer salga a la calle de cara lavada, sin peinar y en chanclas es políticamente incorrecto, nuestras madres no nos enseñaron a ser así de cuachalotas y descuidadas. Escuchamos desde niñas a las mujeres de nuestra familia criticando a la vecina por no arreglarse, a la tía por estar gorda, a la sobrina por estar demasiado flaca, a la amiga por usar ropa que no le favorece. Crecemos dentro de una cultura de la no aceptación y del disfraz, donde verte bonita y ser agradable a los ojos del otro es una obligación. Aprendemos desde pequeñas a avergonzarnos de nuestro cuerpo, pues  pareciera que lo último a lo que tenemos derecho es a salir a la calle y mostrarnos como somos. Desahogamos los prejuicios y las críticas despiadadas que hemos recibido de otros aplicándolas a otras mujeres, burlándonos de quienes consideramos que están más lejos del supuesto ideal de belleza, compartiendo en nuestras redes sociales imágenes de “pecados mortales” de la moda, que suelen no ser otra cosa que mujeres con sobrepeso utilizando una prenda exclusiva de las flacas, o viceversa. Nos damos el lujo de sentirnos ofendidas y agraviadas ante lo que consideramos el mal gusto ajeno, sin darnos cuenta de que al condenar y limitar la libertad del otro limitamos nuestra libertad propia. De pronto pareciera que las únicas mujeres con derecho de existir y caminar libremente por la vida son las que aparecen en las revistas. Nada más falso.

Por eso en este post tengo ganas de decirles que se pongan lo que les dé su chingada gana. Así, nada más. Ponte lo que te haga sentir cómoda, así sean unos tacones de 15 centímetros o un par de pantuflas. Maquíllate si se te antoja, o tanto como se te antoje. Arréglate las uñas si quieres, y desarréglatelas cada vez que decidas que tus manos sirven para cosas más valiosas que verse bonitas. Ni la vida es una eterna pasarela ni vale la pena desperdiciarla posando todo el tiempo para un público con inconformidad crónica. Dicen que las cosas que valen la pena arruinan el peinado, despéinate todo lo que puedas. Disfrútate, disfruta ser tú  nada más porque sí, porque no existe otra igual.

¿Y los hombres? Esos seres despistados viven ajenos a estas dinámicas sin sentido, en una realidad alterna que no les permite entender por qué pasas tres horas en el espejo. El ser humano que que valga la pena tener a tu lado será siempre aquel que te quiera más feliz que maquillada, ese que no entiende la razón por la que pasas horas arreglándote puesto que para él no tienes nada descompuesto.

Acéptate, deja de criticarte, recuerda que la industria de belleza es una ENORME mentira, que Natalie Portman, Emma Watson, Katy Perry, Beyoncé y las top models no son las únicas mujeres que merecen existir y ser libres, que ellas también tienen inseguridades y que, peor aún,  son juzgadas por millones de seres que creen que ellas no tienen derecho a engordar, a salir mal en una foto o a envejecer.  Para esta cultura de consumo y lo superficial, no hay nada más peligroso que una mujer que se acepta tal cual es, que atesora su feminidad, que se quiere y conoce su potencial. Una mujer así es una mujer invencible.

 

No Comments

  • Luis García Pimentel

    Después de haber visto a mi hermanita consumirse por la bulimia, te digo que no puedes tener más razón y que bueno que le entras al tema. Un abrazo!

    • Dámaris Villegas Murrieta

      Luis, gracias por leerme y comentar. Son tantos los cosas y tan diversas las maneras en las que las mujeres nos podemos ver afectadas por este tipo de dinámicas sociales, que no queda más que comprometerse y trabajar por una sociedad más humana. Te mando un abrazo!

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