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Querido Millennial, no tienes que ser feliz todo el tiempo. Y está bien.
Si estás en tus veintitantos, cerca de los treinta y en contemplar las vidas perfectas de tus contactos de Instagram se te va la tuya, este post es para ti. Tienes una vida relativamente cómoda, estudiaste (o estás estudiando) una carrera, tienes un trabajo que a ratos te apasiona y a ratos odias pero que paga la renta y las excursiones de fin de semana al centro comercial de tu preferencia; con frecuencia pruebas nuevos platos de cocina fusión en los múltiples restaurantes hipsters que inundan tu colorido barrio gentrificado, vas al cine y de vez en cuando al teatro, no te puedes quejar… hasta que abres tu cuenta de Instagram…