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Buenas tardes, señora nostalgia. Una mudanza más.
“Buenas tardes, señora nostalgia. ¡Qué milagro que viene por acá!” Me digo a mí misma mientras contemplo nuestras pertenencias envueltas en cartón y apiladas en mi parte favorita de la casa que estamos por dejar: el ventanal de la sala. Han sido casi tres años viviendo en este sitio al que con sorna me gusta llamar “Winterfell” porque aunque los inviernos duran seis meses, se sienten como diez años. Pero pese a la nevada nocturna del domingo pasado con la que el clima pareció confabularse con la esperada premiere de la temporada final de Game of Thrones, volviendo en un hecho aquello de que “winter is here”, el clima ha cambiado…